Barca 46x38,Lienzo
Este precioso óleo retrata una solitaria barca de madera anclada en mitad del mar y sin nadie a bordo.
Transmite una sensación de paz, de serenidad y sin duda de soledad. Cómo ha llegado esa barca ahí, quién la ha anclado... Nos planteamos si no se trata toda la composición quizás de una alegoría del ser humano perdido en la inmensidad pero a la vez amarrado a las cosas terrenales sin poder ser del todo libre como le ocurre a esta barca.
Pese a ello el sentimiento que nos transmite su contemplación es agradable. El pintor para ello recurre a los colores pastel donde predominan los tonos azulados, blancos y grisáceos con una pincelada de trazos difuminada tanto en el fondo como en las aguas enmarcando de esta manera la figura de la barca que cobra protagonismo.
Un cuadro que no nos cansamos de contemplar y que sin duda supone una mirada de paz y armonía.
Este precioso óleo retrata una solitaria barca de madera anclada en mitad del mar y sin nadie a bordo.
Transmite una sensación de paz, de serenidad y sin duda de soledad. Cómo ha llegado esa barca ahí, quién la ha anclado... Nos planteamos si no se trata toda la composición quizás de una alegoría del ser humano perdido en la inmensidad pero a la vez amarrado a las cosas terrenales sin poder ser del todo libre como le ocurre a esta barca.
Pese a ello el sentimiento que nos transmite su contemplación es agradable. El pintor para ello recurre a los colores pastel donde predominan los tonos azulados, blancos y grisáceos con una pincelada de trazos difuminada tanto en el fondo como en las aguas enmarcando de esta manera la figura de la barca que cobra protagonismo.
Un cuadro que no nos cansamos de contemplar y que sin duda supone una mirada de paz y armonía.
Este precioso óleo retrata una solitaria barca de madera anclada en mitad del mar y sin nadie a bordo.
Transmite una sensación de paz, de serenidad y sin duda de soledad. Cómo ha llegado esa barca ahí, quién la ha anclado... Nos planteamos si no se trata toda la composición quizás de una alegoría del ser humano perdido en la inmensidad pero a la vez amarrado a las cosas terrenales sin poder ser del todo libre como le ocurre a esta barca.
Pese a ello el sentimiento que nos transmite su contemplación es agradable. El pintor para ello recurre a los colores pastel donde predominan los tonos azulados, blancos y grisáceos con una pincelada de trazos difuminada tanto en el fondo como en las aguas enmarcando de esta manera la figura de la barca que cobra protagonismo.
Un cuadro que no nos cansamos de contemplar y que sin duda supone una mirada de paz y armonía.